A segunda vista
¿Es buena idea juntarlos? ¿Una exposición con cuadros de Verena Renggli y objetos de André Schuler? Ella ‒ Verena Renggli ‒ es sinónimo de ambiente y atmósfera. Su mirada se basa principalmente en un terreno forestal, un árbol o un paisaje, pero en realidad es siempre introspectiva. En el caso de él ‒ André Schuler ‒ la cosa va de asuntos e ideas. Lo hallado objetivamente y comprensible a nivel general se reduce a un núcleo, se desfigura hasta su identificación; así, del Silicon Valley se obtiene un relieve de silicona. ¿Quedan bien juntos, entonces? ¿Las calmadas imágenes de témpera y óleo de Renggli en las paredes y las reducidas esculturas de Schuler en la habitación? A primera vista, quizás no. Pero, para quienes miran con más atención, se forma un todo a partir de dos polos opuestos. En la exposición conjunta, cada obra cuenta cuán diferente es la percepción del entorno de cada persona.